El Parto Natural y Respetado de Emma

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¡Hola de nuevo! Hoy retomo la sección de crianza y vengo con un post que, muchas de vosotras, lleváis tiempo pidiéndome. He tardado sólo tres años en escribirlo jaja.

En fin, que nunca es tarde si la dicha es buena.

Me ha parecido interesante dividir el post en dos partes. Por un lado os explicaré mi parto y por el otro, os explicaré que es lo que hice yo para asegurarme de conseguir un parto natural y respetado en un hospital público.

Creo que lo más conveniente es comenzar aclarando lo que es un parto natural y respetado. Parece una tontería, pero hablando con la gente te das cuenta de que muchísimas personas creen que un parto natural es un parto vaginal. Y no.

Un parto natural es aquel que se desarrolla por vía vaginal y que, además, no se medicaliza ni instrumentaliza. En el momento en el que hablamos de inducciones, oxitocina sintética, epidural y demás protocolos tan típicos en nuestra sanidad, estamos dejando de hablar de un parto natural para hablar de parto vaginal.

Me gustaría aclarar, también, que este escrito lo hago porque me lo habéis pedido.

En ningún momento pretendo juzgar ni opinar sobre las decisiones o preferencias que otras madres tengan en cuanto a como traer a sus bebés al mundo.

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Dicho lo cual, creo que lo más importante para conseguir un parto natural y respetado es que os informéis al máximo. Principalmente porque de esa forma sabréis si eso es lo que queréis y también porque la información es poder.

Si habéis decidido que queréis apostar por un parto natural y respetado es muy importante que sepáis como se desarrolla un parto, como funciona vuestro cuerpo y que es lo que podéis esperar. Obviamente todos y cada uno de los partos son distintos pero siempre viene bien saber que es lo habitual para familiarizaros con el proceso.

Una vez os hayáis empapado de todo esta información, que podéis encontrar en webs como El Parto es Nuestro o en libros como los de Michael Odent, lo siguiente es que os informéis acerca de los hospitales de vuestra ciudad.

Lamentablemente en la gran mayoría de hospitales, tanto públicos como privados, de España no se llevan a cabo partos respetados. Más bien todo lo contrario.

Las cosas van cambiando poco a poco pero, en general, los hospitales manejan protocolos que van totalmente en contra de los partos naturales y respetados.

En mí caso parí en la Maternitat de Barcelona. Que es un hospital universitario que cuenta con un programa de parto respetado. Aún así, en su momento tuve que negarme a ciertas prácticas como los tactos previos a estar de parto o la episiotomía.

Con esto, lo que os quiero decir, es que no basta con encontrar un hospital que contemple la posibilidad de un parto respetuoso, también tendréis que estar muy atentas y recordarles en todo momento que es lo que queréis, ya que esta no es la forma en la que actúan habitualmente y dependéis del profesional que os toque.

Una vez elegido el hospital es muy importante que redactéis vuestro plan de parto especificando que prácticas no aceptáis que os practiquen. Podéis pedir los papeles en el propio hospital o descargarlos por internet.

Y como último consejo os diría que considero súper importante que la persona que os acompañe, ya sea vuestra pareja o quien sea, esté igual de informado que vosotras y que sea capaz de interceder en caso de que vosotras no podáis.

Obviamente, estos son los consejos que yo os doy como madre que tuvo un embarazo sano y sin ninguna complicación. Si vuestro caso no es ese deberéis valorar las diferentes opciones que os de vuestro equipo médico.

Y después de estas pautas paso a relataros mi parto con Emma.

Yo estuve embarazada 41 semanas y 3 días. Durante el embarazo me negué a los tactos vaginales para evitar maniobras como la de Hamilton y porque no son necesarios.

La noche en la que me puse de parto supe que aquello había comenzado porque empecé a sentir dolores en la zona de los riñones. Notaba como picor y presión.

Eran las once y pico de la noche y decidí despertar a Gabri para decirle que creía que estaba de parto. Estuve como una hora contando las contracciones con una app del ipad hasta que finalmente decidimos irnos a dormir en vista de que no me dolía.

Tal cuál nos metimos en la cama noté como si un petardo explotase dentro de mí y de repente empecé a sacar líquido a chorro por la vagina. Había roto aguas.

No sé muy bien porque, me entró un ataque de risa brutal ante aquella situación, Gabri no paraba de decir que me fuese al baño que lo estaba poniendo todo perdido.

Y yo le decía que mirase si las aguas eran claras. Quería estar segura de que todo iba bien y no había necesidad de ir enseguida al hospital. Fueron claras.

A partir de aquel momento las contracciones empezaron a dolerme bastante más y la posibilidad de dormir ya no era una opción. Me senté en la pelota y Gabri me trajo el ipad en el que me había preparado un montón de vídeos de Bon Jovi para que me distrajese. No le tiré el ipad a la cabeza porque no tuve oportunidad. No sé porque, pero me apetecía cero ver nada, el pobre Gabri se quedó un poco flipado jajaja, pobrete.

Estuve entre la pelota y la ducha durante unas horas hasta que decidimos acercarnos al hospital, ya que como lo tenemos a cinco minutos andando pensamos que sería bueno saber como estaba, ya que tenía muchas contracciones y muy fuertes.

Cuando llegamos nos dijeron que estaba poco dilatada de unos 4cm, así que decidimos volver a casa y seguir con la dilatación tranquilamente. Esto no se suele permitir en este punto, así que tengo que agradecer que me dejasen marchar.

Una vez de nuevo en casa, seguí con la misma rutina de pelota y duchas. Cada minuto que pasaba los dolores iban a más y las contracciones eran más seguidas así que a eso de las ocho de la mañana volvimos a irnos y creo que, esta vez, esperamos demasiado. Tenía contracciones a cada minuto y me costaba muchísimo andar. Cada vez que me daba una contracción me agachaba y me abrazaba a la cintura de Gabri. No conseguíamos avanzar más que dos o tres pasos entre contracción y contracción, así que el mismo trayecto de cinco minutos, esta vez nos costó como media hora.

Cuando por fin llegamos a la puerta de hospital y ante la mirada atónita de la gente que entraba a trabajar en las oficinas de la zona, vomité toda la cena.

Una vez dentro me hicieron un tacto y me dijeron que estaba de 6-7 centímetros. Así que pedí una pelota y me llevaron a la sala de partos. La sala estaba decorada con muebles de Ikea y cuadros de maternidad, cosa que hacía que se sintiese más como un hogar.

Tenía a mi disposición una tele con dvd para poner la música que yo quisiese o los audios de relajación que te ofrecían allí. Decidí no poner nada. Estuvimos hablando con la matrona que me asignaron y tuve mucha suerte porque estaba totalmente en la onda de los partos naturales. Fue súper amable con nosotros y nos dejó a nuestro aire.

No me levanté de la pelota en todo el parto. Así que las veces que querían ponerme monitores para escuchar el latido de Emma los tenía que sostener Gabri ya que yo no paraba de botar en la pelota y se caían cada dos por tres.

Mi matrona sólo me hizo tactos cuando yo se los pedí. También me trajo zumo y estuvo muy atenta a todas mis necesidades. Hubo momentos en los que me costó controlarme ya que el dolor era muy muy intenso. Sentía como que me partía en dos.

Así que pensé en probar el famoso óxido nitroso, que es un gas que inhalas. En mi caso no me ayudó en absoluto con el dolor, sentí que mi mente volaba pero poco más. Así que pasé del gas e intenté canalizar los gritos y convertirlos en respiraciones.

Hubo momentos en los que sentí que no podía más. Estaba agotada de saltar en la pelota y el dolor era ya insufrible. Eran las dos y media de la tarde y decidí llamar a la matrona porque sentía, literalmente, que mi cuerpo se estaba separando en dos mitades y empecé a sentir una presión brutal en la zona del culo. Tenía ganas de empujar.

La matrona me dijo que aún me faltaba y yo le dije que no, que iba a empujar. Así que me subí a una cama que tenían. Esta cama se puede poner en posición vertical y no tiene estribos. Tiene unas barras a las que te puedes agarrar con las manos. No sé ni como me puse como en posición de cuclillas y sin mediar palabra me puse a empujar.

Aquello pilló a todos desprevenidos. Para el expulsivo, además de la matrona vino un ginecólogo. Gabri estaba en todo momento a mi lado pero siempre asomado para ver como salía Emma. Esto me sorprendió porque pensé que estaría más asustado pero se comportó genial y no perdió detalle de nada. Disfruté mucho del expulsivo, ya que empujaba cuando yo sentía y quería y no intentaron dirigirme en ningún momento.

Llegó un punto en el que vi que el médico preparaba las tijeras y le dije que no, que no me hiciese episiotomía. Creo que esta es la única nota negativa que puedo aportar. Tuve que negarme a la episiotomía a pesar de que había dejado previamente claro que no la quería pero bueno, respetó mi decisión y no me la hizo.

Después de unos quince minutos de expulsivo por fin Emma nació y tuve un desgarro de grado dos que finalmente no fue importante y que simplemente fue más aparatoso que otra cosa. Fue superficial y no afectó a ningún músculo.

Otra cosa con la que tampoco estuve de acuerdo es con que no me dejaran alumbrar la placenta y me la retirasen manualmente, pero Gabri me contó más tarde que debido al desgarro estaba sangrando mucho y prefirieron coser cuanto antes.

Una vez me estaban cosiendo si que pedí que me pinchasen anestesia local en la vagina ya que como no utilicé anestesia en el parto estaba sintiendo cada puntada que me daban. El médico fue majísimo y se esmeró mucho en que no quedase cicatriz.

Ya se lo dije yo, que me lo dejase igual de bonito a como lo había traído.

Y Así es como llegó Emma al mundo. Nada más nacer hicimos piel con piel e intentamos que empezase a mamar pero se quedaba dormidita, así que aún tardamos una hora más en empezar con la lactancia materna.

Guardo muy buen recuerdo de mi parto y espero que con el de Lily todo vaya igual de bien o incluso mejor, ya que esta vez el hospital dispone de bañera de partos y me encantaría poder utilizarla. Espero tener suerte y que esté libre cuando la necesite.

Me recuperé genial y los pocos puntos que tuve no me afectaron. A nivel de suelo pélvico las enfermeras quedaron impresionadas cuando comprobaron si había daños, ya que creían que con un bebé grande y un desgarro habría alguna afectación, pero nada en absoluto. A las pocas horas ya podía hacer fuerza y levantarme sin problema.

Espero que mi experiencia os pueda servir de algo y si tenéis alguna duda estaré encantada de ayudaros en lo que esté en mi mano.

Gracias por leerme a las que hayáis llegado hasta aquí.

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